Cuando se cuenta con un profesor, por ejemplo al crear un sitio web, se hace de una determinada manera y siguiendo una serie de pasos con un software específico; en 42 sólo se asigna la actividad “crear un sitio web” y los alumnos buscan la solución al reto, aprovechando más espacio para experimentar.

Los alumnos necesariamente se presentan en la universidad, no hacen los retos desde su casa ya que en equipo se puede innovar mejor que de manera individual. A esto se le llama “peer to peer learning”, el aprendizaje entre compañeros es una fortaleza porque cuando los alumnos se gradúan, su dinámica de trabajo es en equipo.

Para poder ingresar a 42, los alumnos son sometidos a un programa de 4 semanas llamado “la piscina” que consiste en sesiones intensivas de programación de software; este reto es inmersivo y sólo quedan seleccionados los postulantes que logran mantenerse a flote.

A partir del momento en que los seleccionados finalmente ingresan a la universidad, reciben una seria de “proyectos” o tareas de programación que deben ir resolviendo, buscando el conocimiento por sí mismos o con apoyo de sus compañeros. Ejemplos concretos de estos retos son los juegos en 3D, laberintos o algoritmos que sean capaces de resolver cualquier sudoku u otros tipos de juegos.

En la universidad los alumnos tienen generalmente una actitud pasiva y gran parte de lo que los profesores explican se olvida, mientras que en 42 los alumnos son activos, trabajan a su propio ritmo y todo cuanto descubren lo van almacenando como una herramienta indispensable para seguir aprendiendo y avanzando en sus proyectos.

La universidad 42 no es una escuela para todos, hay personas que necesitan esa guía y que están habituadas a esos esquemas de aprendizaje tradicionales, lo cual tampoco representa una desventaja.

Hay valor en tener profesores, también aportan una guía y aseguran que los alumnos aprendan todo lo necesario; sin duda ambos son esquemas de aprendizaje muy valiosos.